Las demandas indígenas en la COP 20
Los pueblos indígenas de varios continentes, que representan el 85% de los bosques tropicales del mundo, exigieron unánimemente un fondo climático indígena y la participación de sus negociadores en las conferencias mundiales del clima.
CEJIS, 19 enero 2014.- La exigencia fue presentada en Lima, durante la última Conferencia de las Partes (COP) del Convenio Marco de las Naciones Unidas para el Cambio Climático, que se realiza cada año en diciembre, desde hace 20 años. Por eso la de Lima es llamada abreviadamente COP 20.
Por primera vez, en dos décadas de conferencias, participaron indígenas como grupo independiente, sin estar asimilados a otra representación. 70 líderes(as) indígenas de diferentes continentes participaron en reuniones oficiales de la COP 20, junto a l@s delegad@s de los gobiernos del mundo.
Otros 200 representantes indígenas participaron en la Cumbre de los Pueblos, alterna a la COP 20 oficial. También asistieron al Diálogo de Pueblos Indígenas y Estados sobre Cambio Climático, con miembros de los gobiernos de Alemania, Noruega, Perú y Rusia.
Entre numerosas actividades sociales y culturales indígenas de la COP 20, estuvo la Caravana Climática por América Latina. Procedente de México, recorrió durante 9 meses Guatemala, Nicaragua, Costa Rica, Venezuela, Colombia y Ecuador, documentando casos de defensa de tierras comunales.
La exigencia de un fondo climático para indígenas, al igual que negociadores(as) indígenas en las siguientes COP, forman parte de varias demandas planteadas en la COP 20. Para proponerlas, por primera vez en la historia, organizaciones indígenas y comunitarias de África, Asia, Latinoamérica y Oceanía se unieron a una sola voz, en una coyuntura internacional especial.
En esa coyuntura, varias investigaciones científicas recientes han demostrado el aporte que realizan los pueblos indígenas, al preservar bosques que mantienen el balance climático mundial.
También, la coyuntura internacional estuvo marcada por los dramas que viven los pueblos indígenas, al defender sus bosques de la deforestación y degradación. Estos han sido informados por medios de comunicación de todo el mundo. Incluyen casos de represión policial-militar y persecución judicial, y hasta asesinatos.
Tina Sundtoft, Ministra del Ambiente de Noruega, se refirió a las investigaciones científicas recientes. “La evidencia muestra que cuando los pueblos indígenas tienen derechos territoriales fuertes, los bosques sufren menos degradación y deforestación”, dijo. “Los gobiernos del mundo deben entender esto y apoyar a los pueblos indígenas en su lucha por la titulación” [de sus territorios], enfatizó.
LA CIENCIA MUESTRA EL APORTE CLIMÁTICO INDÍGENA
En una conferencia paralela de la COP 20 se presentó el estudio “Carbono en los bosques de la Amazonía: El poco reconocido papel de los territorios indígenas y las áreas naturales protegidas”
Según ese estudio, es crucial proteger el carbono de los bosques en los territorios indígenas y áreas protegidas amazónic@s, por tres aspectos: para la estabilidad del clima mundial, para la identidad cultural de los pobladores del bosque, y para la salud de los ecosistemas que habitan.
El estudio, elaborado por Red Amazónica de Información Socioambiental Georeferenciada (RAISG), reveló enormes cantidades de carbono en los territorios indígenas y áreas protegidas de los 9 países de la Amazonía.
La cantidad equivale al 55% del carbono de toda la región amazónica, mientras que ésta almacena más de un tercio (38%) de todo el carbono contenido en la vegetación leñosa de la América tropical, el África y Asia (86.121 megatones de carbono).
Otro estudio dio a conocer que la deforestación en territorios indígenas amazónicos es marcadamente menor que en las zonas circundantes. Esto ocurre aunque esas zonas sean de propiedad privada o pública.
Inclusive, la deforestación también es marcadamente menor en territorios indígenas próximos a centros comerciales, o con fácil acceso a mercados a través de carreteras o ríos, indica el Instituto para el Bien Común, que realizó este estudio.
El mismo escenario se repite en Centroamérica, en la cuenca del Congo de África, y en Indonesia del Asia-Pacífico. En todos ellos, pueblos indígenas y comunidades locales han puesto en marcha modelos alternativos de desarrollo, basados en prácticas ancestrales.
Son modelos de desarrollo orientados hacia el logro de una vida plena, tanto individual como colectiva o comunitariamente. El resultado es bosques con menores tasas de deforestación que los que se encuentran bajo el control de otros actores, aunque sean gobiernos o dependencias gubernamentales.
Pueblos indígenas y comunidades locales tienen derechos legales u oficiales sobre aproximadamente en una octava parte de los bosques del mundo, según otro informe presentado por el Instituto Mundial de Recursos (WRI), en julio de 2014.
Esa octava parte es por lo menos 513 millones de hectáreas de bosques, y la mayoría, unas 478 millones de hectáreas, están en países con fuertes presiones para explotar bosques, por sus bajos o medianos ingresos económicos.
Los más de 500 millones de hectáreas de bosques indígenas y comunitarios, reconocidos por los gobiernos del mundo, contienen casi 38 mil millones de toneladas de carbono (37.700). Aproximadamente es la misma cantidad que la de todos los bosques de América del Norte.
El estudio del WRI también muestra que hay una correlación clara entre bosques indígenas o de comunidades y bajas tasas de deforestación, comparados con otros bosques.
VIOLENCIA CONTRA INDÍGENAS
A pesar del aporte de los pueblos indígenas, sus derechos continúan siendo violados: son víctimas de violencia de los que practican un modelo de desarrollo insostenible. En la COP 20, se recordaron casos que adquirieron relevancia internacional.
Uno de ellos, es el del líder indígena ashaninka, Edwin Chota. Fue asesinado junto a otros cuatro indígenas, por denunciar y enfrentarse, durante más de diez años, a madereros ilegales, en las selvas amazónicas de Perú.
Otro fue el del líder indígena shuar, José Isidro Tendetza Antún. Se lo encontró sin vida poco antes de la COP 20. Su muerte fue relacionada con oponerse a un proyecto minero, en las cordilleras de Ecuador.
Mina Setra, dirigente indígena de Indonesia, remarcó que “la gente que protege los bosques no debe morir cuando lo hace”. “Es muy triste que la gente indígena tenga que perder su vida para proteger los derechos,” dijo Helen Clark, directora del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD)
“Estamos dando atención específica a la gente indígena y su sabiduría para frenar el cambio climático…y no vamos a apoyar a actores que no respeten a los pueblos indígenas.”, remarcó la directora del PNUD, en una rueda de prensa, en la que se presentaron los planteamientos indígenas, durante la COP 20.
LAS DEMANDAS INDÍGENAS
Los pueblos indígenas solicitaron la creación de un fondo climático territorial indígena, con el objetivo de fortalecer sus derechos sobre sus territorios, para que puedan continuar protegiendo los bosques de la deforestación y la degradación.
En el tema que es básicamente referido al otorgamiento de títulos territoriales, las organizaciones indígenas solicitaron la titulación de 20 millones de hectáreas en la Amazonia, y 400 millones en el resto del mundo.
En cuanto al financiamiento climático territorial, se trata de respaldo financiero para continuar con la protección y restauración de ecosistemas forestales y tierras agroforestales. Exigen que esos fondos sean de fácil acceso, pues muchas veces “no llegan hasta las comunidades”, denunció el líder indígena panameño Cándido Mezua. Por eso reclaman que sean gestionados a través de formas de organización propias de los Pueblos Indígenas.
Los planteamientos indígenas incluyeron el respeto al derecho a la Libre Determinación de los Pueblos; así como al Consentimiento Previo, Libre e Informado. Más allá del respeto a derechos, consideran que debe ser de aplicación vinculante u obligatoria.
Esa aplicación debe determinar condiciones de participación directa, plena y efectiva de los pueblos indígenas, en todas las decisiones nacionales e internacionales referidas al cambio climático. Igualmente, respecto a las que tengan que ver con el medio ambiente y los recursos naturales, así como con los bosques y el desarrollo rural.
Así mismo, requirieron que cese la criminalización y persecución de los activistas y líderes que protegen los bosques. En otro orden, reiteraron que se revalorice la agricultura familiar campesina e indígena, que alimenta a 7 de cada 10 personas en el mundo.
Una mención especial merece la reivindicación indígena de la mujer. Por un lado, hicieron un llamado a revalorizar los conocimientos ancestrales de las mujeres para enfrentar el cambio climático, como por ejemplo, en la conservación de los alimentos, además de otros.
Por otro lado, llaman a revalorizar el trabajo “del cuidado” de niñ@s y ancian@s, que realizan las mujeres. El trabajo “del cuidado” y el trabajo “reproductivo” de las mujeres son la “base de la sostenibilidad de las comunidades, las sociedades y la humanidad”, coincidieron diversas fuentes indígenas.
Alain Muñoz, periodista e investigador.
Centro de Estudios Jurídicos e Investigación Social CEJIS,
Santa Cruz – Bolivia
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