La eterna búsqueda de la Tierra Prometida
Alain Muñoz/CEJIS, 20 de agosto 2015.- Drásticamente la deforestación, una de las mayores generadoras de gases de efecto invernadero causantes del cambio climático, tanto en Bolivia como en Latinoamérica.
Vimos que para el manejo indígena de bosques es preciso títulos de propiedad de los territorios, en los que pueda conformarse un gobierno indígena propio. El proceso para lograr ambos ha sido necesariamente prolongado en los hechos.
Así lo muestra el caso de Monte Verde, un Territorio Indígena en la sub-Amazonía boliviano. Ahora sondeamos el caso del Territorio Indígena Multiétnico (TIM), en plena Amazonía de Bolivia.
El TIM fue resultado de la marcha indígena de 1990, parte de un proceso de resistencia y preocupación de territorios históricos, indicamos en un artículo anterior. Los mojeños lo iniciaron algunos años antes, frente a la continua usurpación de sus tierras.
El TIM fue reconocido mediante Decreto Supremo 22611 en 1990, con una demanda original de casi 420 mil hectáreas (ha.) (419.000).La Resolución de Titulación fue emitida siete años después (1997), con una superficie provisional disminuida en 75 mil ha.
La Evaluación Técnica Jurídica se concluyó en abril del 2004, pero sus resultados no fueron entregados. Sin embargo, las pericias de campo determinaron que la superficie a favor del TIM sea de casi 355 mil ha.(354.946,67).
Redujo el 15% de la superficie originalmente demandada, mientras que “los terceros” lograron provisionalmente casi una cuarta parte del Territorio (92.482,66 ha.)Estos son mayormente ganaderos y madereros, con derechos de propiedad dentro del territorio indígena.
LAS COMUNIDADES
La población actual del TIM se encuentra dispersa en pequeñas comunidades, preferentemente ubicadas a orillas de ríos. El sistema es muy similar al pre colonial anterior a los jesuitas en la región.
Más de la mitad de las comunidades actuales se reasentaron o “crearon” entre las décadas de 1950 y 1980. Esas “recientes creaciones”, fueron producto de la “búsqueda de la Loma Santa”, o “la Tierra sin Mal”.
La ” Loma Santa” es descrita como un bello lugar, una especie de “Tierra Prometida”, con mucha abundancia y bienestar, donde reina la justicia y la paz. Quizás lo más importante es que no tiene “carayanas”, los hombres blancos explotadores de indígenas.
La “búsqueda de la Loma Santa” se realiza con migraciones a pie de grupos medianos a grandes. No sólo la mitad de las comunidades actuales del TIM fueron producto de la búsqueda de esa “tierra sin mal”, más bien existen registros mucho más recientes.
El último fue en 2008, cuando indígenas declararon que “el TIPNIS es la “Loma Santa” para mojeños, yuracarés y chimanes”. A la misma causa se atribuyó la Primera Marcha Indígena de 1990. Sin embargo, las primeras búsquedas empezaron después de 1767.
Los datos anteriores pertenecen al Centro Eclesial de Documentación, al Centro de Investigación y Documentación para el Desarrollo del Beni (CIDDEBENI).
Además de la “búsqueda de la ´Loma Santa´”, las mismas fuentes señalan que algunas comunidades actuales del TIM fueron creadas por problemas con empresas madereras. El resto fueron creadas por divisiones internas de comunidades antiguas.
Aunque se trata de comunidades jóvenes desde una perspectiva histórica, su población no es advenediza. La alta movilización intra-territorial es un modo de ser que caracterizada los mojeños, aclaran las mismas fuentes.
RIO Y SELVA COMO BASE DE LAS COMUNIDADES
Las comunidades del TIM están asentadas muy cerca de algún rio, salvo tres de ellas que no están tan próximas. Además de ser sus fuentes naturales de abastecimiento de agua, son referentes de la ubicación de las comunidades.
Todas las comunidades están en los alrededores de siete ríos. El Apere concentra a seis, mientras que el Cavitú y el arroyo Aguas Negras tienen dos comunidades cercanas cada uno. Otras cuatro comunidades están próximas a cuatro diferentes ríos.
Para la ubicación de las comunidades, también es importante la cercanía al “monte alto y grande”. Así se llama localmente a la selva o al bosque alto, con un follaje que puede superar los cuarenta y hasta los sesenta metros. Además, de considerable extensión.
La combinación de “monte” y río les facilita los medios de subsistencia, transporte, y el modo de vida que llevan. Sin embargo, las oportunidades para continuar con la “alta movilidad intra-territorial” que los caracteriza son cada vez menores.
Esto se debe a que no hay nuevos sitios donde mudarse, porque se han consolidado ganaderos, madereros y otros grupos socio-económicos, en casi la cuarta parte del territorio. Lógicamente, hay tensiones y conflictos que se necesita superar.
El TIM tiene veinte comunidades, de las cuales doce son con población mayoritaria mojeño-trinitaria, cuatro yuracaré, y dos movima. Una tiene mayoría chimán, pero al menos existen otros tres asentamientos con esa población.
El municipio del TIM está habitado por más de veinte mil personas (21.643), según el censo nacional de 2001. Representa el 6% de la población del departamento del Beni, jurisdicción boliviana equivalente a “estado” o “provincia”, en otros países.
En ese municipio, ocho de cada diez personas se auto-reconocen como indígenas.
ORGANIZACIÓN INDIGENA MOJEÑA
El sistema de organización mojeño es el Cabildo Indígena, una mezcla entre la organización pre-colonial y la introducida por jesuitas. Su jurisdicción es comunal, sólo alcanza a una comunidad, y cada una tiene su Cabildo.
Pero para enfrentar la defensa del Territorio, se creó el nivel inter-comunal, en la década de 1980. Está formado por Subcentrales Indígenas, que agrupa varios cabildos comunales. A su vez, varias Subcentrales, conforman Centrales Indígenas.
Como las organizaciones comunales han nacido con cada comunidad, están vinculadas a la reapropiación de territorios históricos de los pueblos de Mojos. En cambio, la Subcentral de Cabildos, es una creación nueva en la historia.
Las organizaciones indígenas mojeñas tienen legitimidad interna, afirma el Diagnóstico del Plan de Gestión Territorial Indígena del TIM, elaborado por el CIPCA y CIDEBENI, en 2005. Y actualizado en 2013 con el apoyo del Centro de Estudios jurídicos e Investigación Social (CEJIS). Y en la actualidad están en proceso de afirmarse y darse identidad como organización, consolidando su papel de reivindicación y representación del Territorio. Avanzan en temas estratégicos, como el saneamiento inconcluso de tierras, y en canalizar demandas de inversión social.
Es probable que el nivel inter-comunal, con su Centrales y Subcentrales, sea un retorno parcial al ancestral recurso de confederaciones inter-étnicas, dijo Ismael Guzmán, experimentado trabajador social en la zona del TIM.
Ancestralmente se daba ante estados de agresión, y ahora “afrontan un estado de agresión económica, política, y cultural”, continuó Guzmán. “En el Beni, las comunidades del TIM han sido pioneras en este tipo de organización inter-comunal”.
Sólo así se entiende el protagonismo que en la zona han tenido las organizaciones del TIM, en la primera marcha indígena denominada “Por el Territorio y la Dignidad” realizada en 1990”, añadió.
Al conocer el esfuerzo mojeño para consolidar su territorio, gobierno, autonomía, y manejo indígena de bosques, surge la pregunta si aún no están buscando la “Loma Santa” por otros medios, y más referido a un estado de condiciones que a un lugar.