¡Jidadya!, el grito con el que la nación cavineña aprobó su Estatuto Autonómico

La historia dice que las órdenes religiosas católicas, primero, y las Fuerzas Armadas, después, se apropiaron del territorio cavineño de selvas y llanuras durante el siglo XX. Ante los delegados de la Asamblea Consultiva de la nación cavineña, el pasado 8 de junio, esos sucesos se hicieron memoria en las voces de los antiguos dirigentes momentos antes de aprobar por aclamación el Estatuto Autonómico con el que se autogobernarán, por fin, en su propio territorio.
La Asamblea Consultiva convocada por la Organización Indígena Cavineña (OICA) reunió a 152 delegados, de un total de 162, con el propósito de aprobar el Estatuto Autonómico, como paso necesario para avanzar en la construcción del gobierno indígena. En el encuentro participaron como observadores dos enviados del Servicio Intercultural de Fortalecimiento Democrático (SIFDE) dependiente del Órgano Electoral Plurinacional (OEP), quienes llegaron desde La Paz y el Beni, respectivamente, hasta territorio cavineño.
El 8 de junio amaneció con una neblina densa y fresca. El programa comenzó con el agradecimiento a los líderes históricos de la nación cavineña. El himno nacional cantado en cavineño y dos danzas propias ejecutadas por estudiantes de secundaria generaron entusiasmo entre los asistentes.
La comunidad de Baqueti, ubicada a orillas del río Biata, a siete horas de viaje desde la ciudad de Riberalta, fue donde se concentraron las delegaciones de 24 comunidades que acamparon en la escuela y sus alrededores.
En las dos jornadas la cocina de la OICA tuvo un constante entrar y salir de gente que iba a recoger los víveres para cada delegación. A pocas horas del inicio de la Asamblea, en la escuela se ensayaban las danzas y se adornaban los trajes para una demostración a los visitantes, y en otro espacio las mujeres preparaban adornos con hojas de palmera para decorar el ambiente.

¡Jidadya, jidadya, jidadya!
Para empezar formalmente, un agradecimiento a dios y enseguida el relato del exdirigente Egberto Tabo Chipunavi, ahora miembro del Tribunal de Justicia de la OICA, quien recordó que, en el siglo XX, el pueblo cavineño sufrió la opresión de la iglesia católica y de los militares del Estado boliviano que se apoderaron de sus tierras.
“Una vez los cavineños se dieron cuenta de que estaban siendo manejados por personas ajenas, se levantó el pueblo para retomar su mando y empezó a abandonar la Misión Cavinas para adentrarse en los centros gomeros”, dijo Tabo Chipunavi, emocionado.
La historia escrita por Alfredo Tabo Amapo relata que, luego de que los franciscanos obtuvieran el título de las tierras de los cavineños, con la Reforma Agraria esas tierras pasaron a los curas Maryknoll, quienes luego las vendieron a privados y devolvieron el resto al Estado boliviano. En los años 70, los religiosos abandonaron la Misión Cavinas y las Fuerzas Armadas se posesionaron en las tierras amazónicas de selva y de llanuras.
“Nos enfrentamos con las FFAA, tuvimos una lucha durante casi dos meses y recuperamos nuestro territorio de 73 mil hectáreas. Una vez recuperado, el Estado nuevamente trata de dividirnos en parcelas. De ahí buscamos los mecanismos para ver de qué manera podamos autogobernarnos”, comentó Tabo Chipunavi.

Al cabo de esas palabras, el Órgano Deliberativo cavineño, a través de su presidente Donato Amapo Yubanera, entregó el Estatuto Autonómico al capitán grande de la OICA, Sandro Vaca, quien fue el encargado de dar la palabra a la secretaria de educación para que leyera los 82 artículos y disposiciones finales, mientras las delegadas y delegados seguían la lectura en sus copias del documento.
El Estatuto Autonómico Cavineño establece que el nuevo gobierno indígena estará compuesto por el Gran Consejo Territorial, el Ekwari (Órgano Ejecutivo), la Asamblea Legislativa Territorial y el Tribunal de Justicia Territorial.
Al finalizar el recuento de los artículos, el capitán grande se dirigió a la Asamblea Consultiva: “Hermanos, esos son los 82 artículos que tenemos. ¿Aprobado?”. Las delegadas y delegados levantaron sus brazos mientras gritaban ¡jidadya, jidadya, jidadya!
La aclamación, que significa estar de acuerdo, permitió la aprobación unánime del documento ante la presencia de autoridades como la magistrada del Tribunal Constitucional Plurinacional Elizabeth Cornejo Gallardo, representantes del Viceministerio de Autonomías, y delegados del Órgano Electoral. Además, por la relevancia de la actividad, participaron Emilio Aguilar, Presidente de la Coordinadora Nacional de Autonomías Indígenas Originarias Campesinas (CONAIOC), y Wilma Mendoza, presidenta de la Confederación Nacional de Mujeres Indígenas de Bolivia (CNAMIB).
La expectativa de autogobernarse es cumplir por sí mismos lo que el Estado boliviano les sigue negando, como el derecho a la salud y la educación. “Quizás nosotros no veremos los cambios que vienen, pero nuestros hijos lo verán, siempre hemos pensado a futuro”, dijo Marina Tabo, una dirigente cavineña.

Hacia el gobierno indígena
El momento de aprobación del Estatuto Autonómico por normas y procedimiento propios “implica que a partir de ahora (esa norma) entra en vigencia y el siguiente paso es el de conformación de su gobierno indígena”, dijo el representante del SIFDE del Tribunal Supremo Electoral. La cavineña es la segunda autonomía aprobada por normas y procedimientos propios después del Territorio Indígena Multiétnico (TIM). Este último ya tiene fecha para la conformación de su gobierno en julio próximo.
De acuerdo al OEP, actualmente hay 21 procesos de autonomías indígenas en marcha, entre las más cercanas al proceso cavineño están Lomerío, Pampa Aullagas y Corque Marka.
Las autonomías indígenas de base territorial en proceso son el Cavineño, Territorio Indígena Multiétnico I, Copacabana Antaquilla, Marka Camata, Pilcol Lecos, Corque Marka, Nueva Llallagua, Jatun Ayllu Toropalca, Jatun Ayllu Kirkiawi, Distrito de Ch’alla, Yuracaré y Lomerío.
Las autonomías indígenas por conversión municipal en proceso son Curva, Charazani, Jesús de Machaca, Santiago de Andamarka, Pampa Aullagas, Huari (San Pedro de Condo), Chayanta, Urubichá, San Miguel de Velasco, Huacaya y Macharetí, según registro y seguimiento del CEJIS.